Más de una vez hemos intentado, sin haberlo conseguido, hacer los cambios que imaginamos para nuestra vida, mejor aún: los cambios que de forma imprescindible necesitamos realizar en nuestra vida.
Detrás de esa necesidad de cambio siempre se esconde una duda. Dudamos acerca de la idea de transformación, ¿qué es transformarse? ¿qué nos va a suceder durante la transformación? Y posiblemente en días de mayor inseguridad aparece la duda con mayúsculas: ¿qué hacemos si no nos gusta el resultado de nuestra transformación?
Nunca falta el relato de autoayuda y desarrollo personal con la analogía de la oruga devenida en mariposa, muy inspirador sin duda pero que no responde nuestras preguntas llenas de incertidumbres. Si algo tiene claro la oruga es que convertirse en mariposa no es una opción para ella, convertirse en mariposa es una cuestión de ser y no de hacer. Tampoco se plantea la posibilidad de ser otra cosa ni de tomar las riendas de su vida y transformarse en unicornio. A nosotros las opciones, las posibilidades y el dilema de ser o no ser nos atormenta todas las mañanas. Ante la sola idea de responder quiénes queremos ser solo nos animamos a murmurar que queremos ser nosotros mismos o que queremos ser felices o que queremos estar en paz.
La transformación más profunda que podemos hacer no tiene que ver con ser otra cosa diferente a lo que somos, tiene más que ver con reconocer, luego aceptar y más tarde lograr amar lo que vamos descubriendo que somos. Claro que reconocer aspectos que aún no alcanzamos a ver, que pertenecen a nuestra sombra y que nos limitan para luego lograr amar esta parte lleva un trabajo muy profundo. Generalmente lo que vemos mal en los demás es lo que más nos cuesta ver en nosotros, pero para eso están los otros, para mostrarnos lo que aún no alcanzamos a ver por nuestra cuenta.
Esta mirada sobre la transformación parte de reconocer nuestras partes ocultas y esta tarea es mejor hacerla con otros, rara vez es posible hacerla solos ya que luego de vernos es importante comprendernos y en este paso la clave es recibir información. La información nos da la posibilidad de apertura y de comprensión sobre lo que es nuevo para nosotros.
Esta información no es académica, se integra a través de la experiencia y el por qué nos pasa lo que nos pasa. Es en la acción misma en relación a los que nos rodean que descubrimos quienes en realidad estamos siendo en profundidad, tomamos consciencia de qué nos mueve y qué trae a nuestra vida los resultados que obtenemos. A partir de esa consciencia de nosotros mismos es que se nos abre la posibilidad de elegir cambiar. Y para ello también el ejercicio con otros en un ambiente cuidado nos permite decidir en un espacio seguro, para luego poder elegir en la vida misma.
Lograr habilidades de gestión emocional tiene efectos en nuestra manera de sociabilizar, pero lo más importante es percibir lo que nos sucede, y de adaptarnos como forma de respuesta al medio en el que estamos.
En Espacio Centro de la Tierra estamos convencidos que los cambios comienzan por uno mismo, por eso nos encanta recibir propuestas como las de Zendala de INTELIGENCIA EMOCIONAL.
Porque la información circula también a partir del compartir de vivencias dentro de un grupo, como sucede en los cursos que brindan. Poder interpretar la vida desde la mirada del otro nos expande y por momentos nos conecta con el agradecimiento.
Estos cursos pueden ser, uno más, o pueden ser inolvidables e imprescindibles para el resto de tu vida,
¿adivina de quién depende?
¡Acertaste!
Tu compromiso hace la diferencia, tu decisión de asumir la responsabilidad de reconocerte y hacer algo con eso hace la diferencia. Nosotros estamos dispuestos a acompañarte durante tu viaje, un viaje que siempre siempre es hacia adentro.
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